Los delitos contra la seguridad vial son más comunes de lo que pensamos y abarcan desde conducir bajo los efectos del alcohol hasta exceder los límites de velocidad. Enfrentar una acusación por este tipo de delitos puede tener consecuencias graves, incluyendo sanciones económicas, pérdida de puntos del carnet de conducir, e incluso penas de prisión.
Principales delitos contra la seguridad vial
1. Conducción bajo los efectos del alcohol o drogas: Superar la tasa de alcohol permitida (0,5 g/l en sangre o 0,25 mg/l en aire espirado) o conducir bajo la influencia de sustancias estupefacientes puede conllevar multas, trabajos comunitarios y la retirada del carnet.
2. Exceso de velocidad: Superar los límites en más de 60 km/h en zonas urbanas o en más de 80 km/h en vías interurbanas constituye un delito penal, no solo administrativo.
3. Conducción temeraria: Poner en peligro la seguridad de otros usuarios de la vía puede derivar en penas de prisión de hasta dos años, además de la retirada del permiso de conducir.
4. Conducción sin permiso: Manejar un vehículo sin haber obtenido el carnet o habiendo perdido todos los puntos puede acarrear penas económicas o prisión.
Cómo actuar ante una acusación
1. Mantén la calma y recopila información: Si eres acusado, ya sea por un agente de tráfico o tras un accidente, es fundamental obtener todos los detalles posibles del incidente. Esto incluye testigos, pruebas fotográficas y cualquier documentación relevante.
2. Consulta con un abogado especializado: No intentes manejar la situación sin asesoramiento legal. Un abogado penalista podrá analizar tu caso, revisar las pruebas en tu contra y determinar si los procedimientos han sido correctos.
3. Conoce tus derechos: Tienes derecho a no declarar sin la presencia de tu abogado y a solicitar un análisis independiente en caso de pruebas de alcoholemia o drogas.
Las sanciones por delitos de tráfico no solo afectan tu historial, sino también tu vida personal y profesional. Contar con el respaldo de un profesional del derecho penal puede marcar la diferencia entre una condena y una resolución favorable.